La linda María, hija del guardabosques, encontró un día una nuez de oro en medio del sendero.
-Veo que has encontrado mi nuez.
Devuélvemela -dijo una voz a su espalda.
La Ratita Blanca
El Hada soberana de las cumbres invito un día a todas las hadas de las nieves a una fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus carrozas de escarcha. Pero una de ellas, Alba, al oír llorar a unos niños que vivían en una solitaria cabaña, se detuvo en el camino.
El Caballo Amaestrado
Un ladrón que rondaba en torno a un campamento militar, robo un hermoso caballo aprovechando la oscuridad de la noche. Por la mañana, cuando se dirigía a la ciudad, paso por el camino un batallón de dragones que estaba de maniobras. Al escuchar los tambores, el caballo escapo y, junto a los de la tropa, fue realizando los fabulosos ejercicios para los que había sido amaestrado.
El Honrado Leñador
Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el río, se le cayo el hacha al agua. Entonces empezó a lamentarse tristemente: ¿Como me ganare el sustento ahora que no tengo hacha?
El Nuevo Amigo
Erase un crudo dÍa de invierno. Caía la nieve, soplaba el viento y Belinda jugaba con unos enanitos en el bosque. De pronto se escucho un largo aullido.
¿Que es eso? Pregunto la niña .
EL papel y la tinta
Estaba una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una pluma, bañada en negrísima tinta, la mancho llenándola de palabras.
La sepultura del lobo
Hubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de lo mucho que le sobraba. Sintiéndose viejo, empezó a pensar en su propia vida, sentado a la puerta de su casa.
¿Podrías prestarme cuatro medidas de trigo, vecino? Le pregunto el burrito.
La gata encantada
Erase un príncipe muy admirado en su reino. Todas las jóvenes casaderas deseaban tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a las llamas del hogar. Un día, dijo en voz alta:
El cedro vanidoso
Erase una vez un cedro satisfecho de su hermosura.
Plantado en mitad del jardín, superaba en altura a todos los demás arboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que parecía un gigantesco candelabro.
El muñeco de nieve
Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.
La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entrego a la tarea de moldearla.
Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.
Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbon y un boton rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtio al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes dias de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba…
Pero pronto los dias empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos… El muñeco se fundio sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un boton rojo. La niña lloro con desconsuelo.
Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.