Cantaba el ruiseñor en la soledad de la selva cuando, oyéndole la golondrina, le dijo:
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El Avaro Mercader
Erase un mercader tan avaro que, para ahorrarse la comida de su asno, al que hacía trabajar duramente en el transporte de mercancías, le cubría la cabeza con una piel de león y como la gente huía asustada,el asno podía pastar en los campos de alfalfa.
El lirio
Sobre la verde orilla del río había crecido un bello lirio. Alta y erguida sobre su tallo, la flor reflejaba sus blancos pétalos en el agua y el agua quiso apoderarse de ella.
Piel de Oso
Un joven soldado que atravesaba un bosque, fue a encontrarse con un mago. Este le dijo:
-Si eres valiente, dispara contra el oso que está a tu espalda.
La leona
Los cazadores, armados de lanzas y de agudos venablos, se acercaban silenciosamente.
La leona, que estaba amamantando a sus hijitos, sintió el olor y advirtió en seguida el peligro.
El viajero extraviado
Erase un campesino suizo, de violento carácter, poco simpático con sus semejantes y cruel con los animales, especialmente los perros, a los que trataba a pedradas.
Un día de invierno, tuvo que aventu-rarse en las montañas nevadas para ir a recoger la herencia de un pariente, pero se perdió en el camino. Era un día terrible y la tempestad se abatió sobre él. En medio de la oscuridad, el hombre resbaló y fue a caer al abismo. Entonces llamó a gritos, pidiendo auxilio, pero nadie llegaba en su socorro. Tenía una pierna rota y no podía salir de allí por sus propios medios.
-Dios mío, voy a morir congelado…
-se dijo.
Y de pronto, cuando estaba a punto de perder el conocimiento, sintió un aliento cálido en su cara. Un hermoso perrazo le estaba dando calor con inteligencia casi humana. Llevaba una manta en el lomo y un barrilito de alcohol sujeto al cuello. El campesino se apresuró a tomar un buen trago y a envolverse en la manta. Después se tendió sobre la espalda del animal que, trabajosamente, le llevó hasta lugar habitado, salvándole la vida.
¿Sabéis, amiguitos qué hizo el campesino con su herencia? Pues fundar un hogar para perros como el que le había salvado, llamado San Bernardo. Se dice que aquellos animales salvaron muchas vidas en los inviernos y que adoraban a su dueño…
La falsa apariencia
Un día, por encargo de su abuelita, Adela fue al bosque en busca de setas para la comida. Encontró unas muy bellas, grandes y de hermosos colores llenó con ellas su cestillo.
Los geniecillos holgazanes
Erase unos duendecillos que vivían en un lindo bosque. Su casita pudo haber sido un primor, si se hubieran ocupado de limpiarla. Pero como eran tan holgazanes la suciedad la hacía inhabitable.
La venta del asno
Erase un chicuelo astuto que salió un día de casa dispuesto a vender a buen precio un asno astroso. Con las tijeras le hizo caprichosos dibujos en ancas y cabeza y luego le cubrió con una albarda recamada de oro. Dorados cascabeles pendían de los adornos, poniendo música a su paso.
La gratitud de la fiera
Un pobre esclavo de la antigua Roma, en un descuido de su amo, escapó al bosque. Se llamaba Androcles.